Director: Jon Hall.
Productora: US Films.
Producción: Edward Janis.
Fotografía: Dale Davis.
Intérpretes: Jon Hall, Sue Casey, Walker Edmiston, Arnold Lessing, Elaine Dupont.
Duración: 70 minutos. Color.
Presencia habitual en nunerosas peliculas coloristas de aventuras durante las dos anteriores décadas y empalagoso galán de la exótica y legendaria Maria Montez en la obra cumbre del kitsch, La Reina Cobra (1944), el insufrible Jon Hall intentaria en 1965 dar algo de vida a su alicaida carrera como actor, comenzando una nueva trayectoria como director.
Su primera pelicula seria este infumable atentado contra el buen gusto y el sentido común, mezcla de gazpacho playero y monstruos, ya quedaba más que demostrado su tullido talento cinematográfico.
Nada más comenzar asistimos al asesinato de una jovencita de mirada extraviada e inabarcables caderas por una de las más zarrapastrosas criaturas marinas que se hayan visto jamás en una sala de cine. Hall, además de dirigir, nos deleita con su interpretación de Otto, un oceanógrafo algo pasado de rosca, con su correspondiente esposa y un chaval, ya en edad de calenturas, que va viendo cómo sus potenciales ligues son hechos puré por el misterioso bicho submarino, aparentemente alérgico a los bikinis.
Al final se descubrirá que la criatura es en realidad, el propio Otto que se disfraza para dar rienda a sus instintos homicidas y por que no decirlo un tanto fetichistas. La pelicula que también se exhibiria con el más adecuado titulo de Surf Horror, ofrece de propina alguna que otra chapucera secuencia en color amputada de cualquier documental sobre surf hawaiano y por si fuera poco, cuenta con la presencia musical de Frank Sinatra Jr, haciendo añicos el prestigio familiar.
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