Silver Surfer: Judgment day, es una novela gráfica surgida en 1988, la
idea de su creación fue de Tom DeFalco y John Buscema, aunque la historia sería
desarrollada por Stan Lee. Veinte años antes tanto Lee como Buscema ya habían colaborado juntos en las
aventuras del "Centinela de los Senderos Siderales", revelando que inicialmente
el personaje había sido Norrin Nad, un inquieto habitante de un utópico planeta.
Cuando su raza fue amezada por Galactus, "El Devorador de Mundos", salvó a su
mundo ofreciéndose a ayudar a aquel enorme ser en su incesante búsqueda de
mundos con los que alimentarse.
En esta nueva aproximación al personaje, este vuela libre del yugo de
Galactus, pero no por ello dejan de amenazarle los peligros, ya que Mefisto, "El
Señor del Inframundo" anhela poseer la pureza de su alma, y le tiende un trampa,
en la cual no cae, pero el demonio no se rinde y al verle volar junto a Nova
(Frankie Raye) la nueva heraldo de Galactus, decide atrapar a la joven, al
hacerlo influye sobre su mente, haciéndola creer que está enamorada del
Devorador de Mundos. Asi para satisfacer a su amor, no duda en ofrecerle
planetas llenos de exuberante vida, cosa que Silver Surfer no puede consentir,
decidiendo ofrecer su alma al demonio a cambio de que Nova recupere la
cordura.
Engañado por Mefisto sucumbe en su infernal mundo, pero Nova envía la señal
de socorro a Galactus y este acude en ayuda de sus heraldos, la batalla entre
los dos titanes amenaza con destruir el cosmos, aunque con la pocas fuerzas que
le quedan a Silver Surfer, este manda un mensaje a su antiguo amo, para que se
alimente del mundo de Mefisto, este asustado decide declinar la pelea y asi,
ambos heraldos son liberados. Por un instante, en el rostro de Galactus hay algo
parecido a la gratitud, pero sólo es un momento ya que el semi-dios no puede
tener sentimientos.
Bonita obra, que destaca por un guión sencillo pero eficaz, aunque lo más
significativo sea su dibujo, ya que Buscema, no divide en paneles sus páginas,
sino que cada una de ellas es una ilustración completa, logrando con ello un
trabajo sobresaliente, ya en cualquier trabajo su lápiz siempre era destacable,
pero en este proyecto está sublime y más cuando se entinta a si mismo.
Nunca Stan Lee creó unos diálogos tan hermosos y profundos, está claro que
el personaje pese a no estar creado por él era uno se sus favoritos.
Tal era la belleza de los dibujos que una de las preocupaciones del
guionista fue sin duda donde colocar los textos de apoyo y los bocadillos, para
no estropear los dibujos de Buscema.
Obra muy digna que demuestra el alto grado de compenetración de sus creadores y que es sin duda un pequeño clásico.
Obra muy digna que demuestra el alto grado de compenetración de sus creadores y que es sin duda un pequeño clásico.
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