Miniserie de cuatro números surgida en el 2015 para el sello Vertigo, sus autores son Gilbert Hernández (Love and Rockets) y Darwyn Cooke (Minutemen, Parker).
Unas misteriosas esferas luminosas aparecen en una pequeña población costera de América Latina, al tocarlas producen extraños efectos sobre la población local, desde cegueras a desapariciones.
En esta ciudad destacan la promiscua Tito y su marido Nikolas, el pescador fortachon Antón, el borracho del pueblo Bundo, el sheriff, Felix un cientifico encargado de descifrar el enigma de las esferas y unos investigadores de la CIA, aunque lo más misterioso es la aparición de Ela, una mujer que posiblemente no sea de este mundo.
Hernández crea una serie coral y costumbrista, donde las esferas son una mera disculpa para desarrollar los miedos e inquietudes de los distintos personajes que pueblan la obra, esta fase de la narración funciona
Otro tema es la historia de lo paranormal, hay la cosa se desinfla, la historia no tiene mucho sentido y el comportamiento de los personajes con apariciones y desapariciones constantes y sin ninguna explicación me parece absurdo, nadie sabe de donde vienen las puñeteras bolas, otro tanto pasa con Ela, sabemos que se enfrenta al poder oculto en las esferas pero no sabemos el porque, en fin no sabemos nada, el camino de Hernández en su propuesta no es recto, obliga al lector a sacar sus propias conclusiones, las mias están muy claras me gustan algunos momentos de la serie y otros me parecen un truño en toda regla.
Cooke hace una composición brillante, algo a lo que nos tiene acostumbrados de hecho es lo mejor de la serie, sin desmerecer el excelente color de Dave Stewart.
Obra extraña en su desarrollo argumental y brillante en su resolución gráfica, sinceramente tras su lectura me he llevado una pequeña decepción.
Unas misteriosas esferas luminosas aparecen en una pequeña población costera de América Latina, al tocarlas producen extraños efectos sobre la población local, desde cegueras a desapariciones.
En esta ciudad destacan la promiscua Tito y su marido Nikolas, el pescador fortachon Antón, el borracho del pueblo Bundo, el sheriff, Felix un cientifico encargado de descifrar el enigma de las esferas y unos investigadores de la CIA, aunque lo más misterioso es la aparición de Ela, una mujer que posiblemente no sea de este mundo.
Hernández crea una serie coral y costumbrista, donde las esferas son una mera disculpa para desarrollar los miedos e inquietudes de los distintos personajes que pueblan la obra, esta fase de la narración funciona
Otro tema es la historia de lo paranormal, hay la cosa se desinfla, la historia no tiene mucho sentido y el comportamiento de los personajes con apariciones y desapariciones constantes y sin ninguna explicación me parece absurdo, nadie sabe de donde vienen las puñeteras bolas, otro tanto pasa con Ela, sabemos que se enfrenta al poder oculto en las esferas pero no sabemos el porque, en fin no sabemos nada, el camino de Hernández en su propuesta no es recto, obliga al lector a sacar sus propias conclusiones, las mias están muy claras me gustan algunos momentos de la serie y otros me parecen un truño en toda regla.
Cooke hace una composición brillante, algo a lo que nos tiene acostumbrados de hecho es lo mejor de la serie, sin desmerecer el excelente color de Dave Stewart.
Obra extraña en su desarrollo argumental y brillante en su resolución gráfica, sinceramente tras su lectura me he llevado una pequeña decepción.
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