Director: Gary Goddard.
Productora: Cannon.
Productor: Menahen Golan, Yoram Globus.
Guión: Davib Odell.
Fotografía: Hanani Baer, William Nell.
Efectos especiales: Richard Edlund, Boss Film Corporation.
Intérpretes: Dolph Lundgren, Frank Langella, Meg Foster, Billy Barry, Courtney Cox, James Tolkan, Christina Pickles, Jon Cypher, Chelsea Field.
Duración: 106 minutos, Color.
Hibrido amorfo entre la La Guerra de las Galaxias (1977) y Conan el Bárbaro (1982), esta pelicula cuenta con el honor (horror) de ser el primer proyecto filmico en imagen real cuyo origen se hallaba en una popular linea de muñecos de juguete.
En el lejano planeta Eterna, el malisimo Skeletor (Frank Landella) mantiene prisionera dentro de su ominoso castillo de Greyskull a una bondadosa hechicera (Christina Pickles), aislada en el interior del inexpugnable campo de energía negativa que rodea la fortaleza.
He-Man, interpretado por Dolph Lundgren, el más inexpresivo actor culturista de la camada post-Schawarzenegger, un armario empotrado rubio y un tanto rústico, dispuesto con la ayuda de un enano, un anciano guerrero y una experimentada luchadora, a conseguir la todo-poderosa llave cósmica, único artefacto capaz de liberar a la cautiva maga y arrebatar el poder a Skeletor.
El heroico grupo galáctico llegará en busca del objeto, hasta la soleada California donde conocen a una joven camarera Julie Winston (Courtney Cox) y a su novio músico, que ayudará en lo posible a los buenos en su lucha contra las fuerzas de mal, capitaneadas por el villano y su diabólica novia Evil-Lyn (Greg Foster), en esta batalla, se decidirá el destino universal.
Tipico pestiñazo, premeditadamente épico y dramático, aunque en realidad es un tedioso y facilón amasijo de clichés argumentales, caracterizaciones precarias y diálogos para subnormales, que resultan aún más patéticos, si cabe, por sus intenciones en absoluto autoirónicas.
Mal interpretada, mal dirigida, totalmente risible, altamente casposa, una carga de profundidad directa al intelecto del espectador.
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