viernes, 11 de marzo de 2011

Hawkworld

A mediados de los 80 el universo DC habia llegado a un punto de inflexión, sus infinitos mundos paralelos y una planificación lineal habian llevado a sus héroes más populares al agotamiento creativo.
Hizo falta una propuesta como Crisis en Tierras Infinitas (1986), para simplificar y modernizar a sus antiguos y estancados héroes. La importancia de esta obra es enorme, ya que de su amparo surgió una nueva continuidad para los personajes de la casa. Los antiguos héroes eran redifinidos y a muchos de ellos se les sometia a un nuevo origen, más creible y actualizado con los nuevos tiempos.
Muchos personajes tuvieron un nuevo principio, Superman vivió momentos de gloria de la mano de Byrne, el Caballero Oscuro tuvo un origen más sombrio en Batman: Año Uno de Miller y Mazzuccelli, mientras Wonder Woman vivia su mejor etapa de la mano de George Perez.
Más personajes se sumarian a esta novedosa propuesta como Green Arrow de Mike Grell o Hawkman en la serie que nos ocupa.
Hawkworld fue un serie limitada de tres números creada en 1989 por Timothy Truman, en la cual este artista nos da su particular visión del Hombre Halcón.

Katar Hal era un joven oficial del planeta Thanagar e hijo de una poderosa familia. Su mundo natal ha conquistado a infinidad de mundos y dominado a sus nativos para emplearlos como esclavos, con el fin de mantener su alto nivel de vida.
Katar tiene dudas sobre la honestidad de sus actos y empieza a plantearse preguntas, que no tienen respuesta, ya que es traicionado por su superior en el mando. Acusado de un delito que no cometió es mandado al exilio durante 10 años, tras los cuales volverá para buscar venganza.

Truman crea un guión prodigioso, narrando un historia de un mundo que se desmorona y de un joven héroe cargado de idealismo y esperanza. Sus personajes son creibles, retrata a la perfección el dolor y el sufrimiento de los esclavos, mientra que trata con dureza a la sociedad dominante en Thanagar, a los que presenta como seres vacios de contenido ético y moral.

Solo hay un pero a esta serie ejemplar y es su final, Truman deberia haber desarrollado más este, el desenlace no está a la altura del argumento, pero aun asi es una obra muy superior a la media.
Trumam como dibujante deja de lado el cómic más comercial para acercarse al cómic europeo, con un dibujo que bebe de Moebius o Enki Bilal y en el que destaca el virtuoso juego de claros y sombras que emplea, todo ello embellecido por el entintado del argentino Quique Alcatena.

Tal fue el éxito de la obra, que se convirtió en serie regular durante 4 años y que concluyó con 32 números, junto a 3 anuales de Truman y Ostrander.
Una gran obra, lastrada por un precipitado final, lástima, pues estariamos hablando de una de las mejores series de los 80.

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