Lo que le hacia diferente a todos ellos era una fuerza extrordinaria y el hecho de haber nacido en otro mundo. Pero habia algo más, Superman era un anarquista, nació en una época dura, la Gran Depresión y fue el héroe de los oprimidos y marginados, de ahi su enorme éxito.
Los guiones de Siegel en estos primeros años eran descarnados y salvajes, Superman era un antihéroe, lejos de los cánones modernos que todos conocemos. Sus enemigos no eran superseres de toda índole o condición, si no delicuentes, lo que incluia a jueces, policias o cualquier cargo político que estuviera más o menos corrupto.
Nuestro héroe se apoyaba en la fuerza como medio intimidatorio y de persuasión, para él , la muerte de un malvado carecia de valor, primero golpeaba y después preguntaba. Como ejemplo el Action Comics # 13 de junio de 1939, Superman transporta a un vulgar delincuente por el aire, aún no volaba, pero era capaz de dar enormes saltos, el delicuente forcejea y cae al vacio. Mientras tanto el Hombre de Acero le mira impasible estrellarse contra el suelo, mientras exclama" el destino que ha recibido es el que merecia". Toda una lección de principios, este era nuestro héroe, infundia miedo a sus rivales, pero no por aplicarles la ley o la justicia, si no por el temor a sus puños.
Con el tiempo estos conceptos se han ido suavizando, ya no queda nada del Superman primitivo, fogoso y violento, ha cambiado, el tiempo y las presiones editoriales lo han amansado, para hacer de él, un héroe para el consumo de toda la familia. Pero aún nos queda el recuerdo de estas primeras historias del que sería el primero y más grande superhéroe de todos los tiempos
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