Aprovechando la ventaja obtenida gracias a una nueva polìtica de precios, Marvel emprendió un perìodo de rápida expansión. A resultas de cambios en el Comics Code (organo censor), la utilización de personajes tradicionales de terror, como los vampiros y los hombres-lobo, era ahora posible.
El género de terror era popular en el cine y la televisión, y Marvel lo habìa tanteado con delicadeza, bajo las restricciones del antiguo Comics Code, en tìtulos como Chambers of Darkness y Tower of Shadows. Pero pese a ciertos trabajos excelentes, nada habìa cuajado en realidad. Se necesitaba un nuevo enfoque editorial.
Finalmente, Marvel dio con la idea de combinar el terror con lo heroico, haciendo que un monstruo (a menudo benévolo) protagonizase su propia serie de comics.
El Hombre-Cosa ya habìa sido presentado y tras unas apariciones en colecciones genéricas, recibió su propio tìtulo, Man-Thing # 1 (enero de 1974). Ghost Rider (El motorista Fantasma, septiembre de 1973) y Werewolf by Night (setiembre, de 1972), siguieron un proceso de evolución análogo.
Los ya familiarers personajes de The Tomb of Dracula (abril de 1972) y The Monster of Frankestein (enero de 1973) se levantaron de sus tumbas sin ser sometidos a ningún tipo de prueba previa en otros tìtulos.
Estos personajes de terror alcanzaron grados diversos de popularidad. El Motorista Fantasma, un un ser sobrenatural cuya cabeza se transforma periódicamente en un craneo llameante, constituyó un sólido éxito. Drácula fue también una longeva serie, pero sus compañeros no tardaron mucho en quedar por el camino.
La nueva polìtica de expansión de Marvel partìa de la saturación total de un género y permitìa al mercado decidir qué personajes resistirìan la prueba del tiempo.
Este enfoque, unido al apoyo concentrado en personajes y conceptos del pasado, creaba la paradójica impresión de que Marvel avanzaba hacia adelante mirando hacia atrás.
La expansión supuso asimismo una nueva división del trabajo. Bajo la supervisión directa de Stan Lee, Roy Thomas concebìa las lìneas argumentales de los personajes de terror y las pasaba a diversos dibujantes.
No obstante, Thomas no figuraba en los créditos, ya que los guiones en sì eran escritos por otros profesionales. Los diálogos del debut de la mayorìa de los nuevos monstruos de Marvel corrieron a cargo del joven Gerry Conway, que contaba con sólo diecisiete años cuando Thomas lo fichó en 1970.
"Por aquel entonces", comenta Conway, "Roy concebìa las ideas y los argumentos iniciales y después dejaba a otros realizar las historias
El género de terror era popular en el cine y la televisión, y Marvel lo habìa tanteado con delicadeza, bajo las restricciones del antiguo Comics Code, en tìtulos como Chambers of Darkness y Tower of Shadows. Pero pese a ciertos trabajos excelentes, nada habìa cuajado en realidad. Se necesitaba un nuevo enfoque editorial.
Finalmente, Marvel dio con la idea de combinar el terror con lo heroico, haciendo que un monstruo (a menudo benévolo) protagonizase su propia serie de comics.
El Hombre-Cosa ya habìa sido presentado y tras unas apariciones en colecciones genéricas, recibió su propio tìtulo, Man-Thing # 1 (enero de 1974). Ghost Rider (El motorista Fantasma, septiembre de 1973) y Werewolf by Night (setiembre, de 1972), siguieron un proceso de evolución análogo.
Los ya familiarers personajes de The Tomb of Dracula (abril de 1972) y The Monster of Frankestein (enero de 1973) se levantaron de sus tumbas sin ser sometidos a ningún tipo de prueba previa en otros tìtulos.
Estos personajes de terror alcanzaron grados diversos de popularidad. El Motorista Fantasma, un un ser sobrenatural cuya cabeza se transforma periódicamente en un craneo llameante, constituyó un sólido éxito. Drácula fue también una longeva serie, pero sus compañeros no tardaron mucho en quedar por el camino.
La nueva polìtica de expansión de Marvel partìa de la saturación total de un género y permitìa al mercado decidir qué personajes resistirìan la prueba del tiempo.
Este enfoque, unido al apoyo concentrado en personajes y conceptos del pasado, creaba la paradójica impresión de que Marvel avanzaba hacia adelante mirando hacia atrás.
La expansión supuso asimismo una nueva división del trabajo. Bajo la supervisión directa de Stan Lee, Roy Thomas concebìa las lìneas argumentales de los personajes de terror y las pasaba a diversos dibujantes.
No obstante, Thomas no figuraba en los créditos, ya que los guiones en sì eran escritos por otros profesionales. Los diálogos del debut de la mayorìa de los nuevos monstruos de Marvel corrieron a cargo del joven Gerry Conway, que contaba con sólo diecisiete años cuando Thomas lo fichó en 1970.
"Por aquel entonces", comenta Conway, "Roy concebìa las ideas y los argumentos iniciales y después dejaba a otros realizar las historias
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