jueves, 22 de noviembre de 2012

¿Hacia el fin del mundo?

Crack in the World
USA 1959
Director: Andrew Marton.
Productora: Security Pictures.
Productores: Bernard Glasser y Lester A.Sansom.
Guión: Jon Manchip White y Julian Halevy.
Fotografía: Manuel Berenger.
Efectos especiales: Alec Weldon.
Intérpretes: Dana Andrews, Jannete Scott, Kieron Moore, Alexander Knox, Peter Damon, Gary Lasdun, Michael Steen.
Duración: 92 minutos. Color.

La fascinación del género fantástico por las catástrofes más o menos naturales que dan cuenta de ciudades, paises y el mundo entero, es tan antigua como el cine mismo.
Quienes crean que fueron los años 70, con sus terremotos, incendios en rascacielos, meteoros camino de nuestro planeta, naufragios, inundaciones, plagas virológicas o zoológicas etc..., olvidad la acción de volcanes en Pompeya, las lluvias de Ranchipur, el seismo que acabó con el viejo San Francisco y a Chicago pasto de las llamas.
Tragedias físicas, accidentes provocados por el hombre, la  humanidad que en 1945 daria una forma real de alterar y destruir: la bomba atómica.
La inabarcable cantidad de peliculas alrededor de las secuelas y transformaciones fruto de lo radioactivo ocuparon prácticamente todos los años 50 y también los 60. El peligro para la Tierra no reside en este film, en un choque con asteroides camino de nuestro mundo, si no de investigaciones para recojer energia del centro terráqueo. Por descontado, esto derivará en un desastre, terribles movimientos sismicos provocan una fractura de la corteza terrestre.
Para solucionarlo intentarán pararlo con una explosión de una bomba de hidrógeno. Gran error, la destrucción real del mundo está en marcha, una inmensa grieta acompañada de temblores, magma emergente y mareas violentas se extiende con voluntad de partir el globo en dos. ¿Podrá una segunda bomba, supervisada por el mismo causante del desastre resolver el desaguisado?.
Dana Andrews se mete en la piel de ese hombre de ciencias, un personaje atormentado y enfermo de cáncer terminal. Afortunadamente, en el film se obvia casi toda la trama lacrimógena y el director Andrew Marton se entrega a filmar charlas contra el reloj, inusitadamente coherentes, a crear un gran clima de suspense en las operaciones de rescate y de freno de la hecatombe y a poner toda la carne en el asador en las brillantes escenas de efectos especiales y maquetas.
En denitiva, un gran espectáculo de muy buenas recaudaciones en su época, especialmente en España, ya que parte del rodaje se realizó en suelo patrio. Desgraciadamente es un titulo poco conocido por la nuevas generaciones de aficionados, aunque muy recomendable.

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