domingo, 7 de septiembre de 2014

Conan: El Bosque Infernal

A mediados de los 90, Conan vivió uno de sus peores momentos, las aventuras del bárbaro cimmerio habian dejado de interesar a los aficionados americanos, ya fuera por sobre-explotación del personaje o simplemente por la infima calidad de sus historias.
Sin embargo en Europa, el personaje aún contaba con un gran número de fieles seguidores, asi  Marvel Internacional dio via libre a su división italiana, para que sin dejar de lado a autores americanos, se potenciara la inclusión de autores europeos, en especial italianos y españoles; donde en pequeños arcos argumentales los diferentes equipos creativos dieran su versión del personaje.
Asi en 1997 surge el primer arco argumental de este proyecto, una serie limitada de tres números titulada El Bosque Infernal, creado por Roland Green y Claudio Castellini. Green no es un desconocido en el mundo de Conan, ya que a finales de los 80, empezó a escribir novelas largas del personaje, en esta obra nos ofrece un guión lleno de referentes comunes al personaje, un brujo que maneja la naturaleza del bosque para alimentarse con la esencia vital de sus victimas, un pueblo de guerreros que lucha desesperadamente por librarse del hechicero, mujeres hermosas y grandes batallas.

Todo ello aderezado por el arte de Castellini (Nathan Never), autor de trazo limpio y elegante, cuya fuente de inspiración para esta obra son dos grandes del cómic como John Buscema y Neal Adams, consiguiendo un trabajo muy meritorio, no llega a la altura de los antes referenciados pero no por ello su trabajo es malo, todo lo contrario se eleva bastante de la media. Tal vez su dibujo esté algo lastrado por el hecho de que el entintado pasó por cinco manos, demasiadas, con lo que se pierde cierta homogeneidad.
Pese a la aparente brillantez de su autores, la obra no pasa el mero entretenimiento, lastrada por un guión poco sólido, mal desarrollado y sin la fuerza suficiente para enganchar al lector. Eso si, el dibujo es muy bueno, lástima que la necesaria conjunción entre la parte literaria y la gráfica se rompiera porque el guionista no supo sacar partido a una obra que partia con unas interesantes premisas.

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