domingo, 7 de abril de 2013

Capitán América: Náufrago de la Dimensión Z

Durante ocho años Ed Brubaker se mantuvo al frente de la colección del Centinela de la Libertad, periodo donde revitalizó a un personaje que no pasaba por su mejor momento, para ello pobló la obra de aspectos politicos y sofisticadas tramas de espionaje, situaciones en la que el Capitán América se movia de forma elegante y eficaz, tomando como referencia las etapas de culto de Englehart/Buscema y sobre todo de Steranko.
Aparte, aportó una reflexión sobre el estado de EE.UU., sociedad consumida por una crisis de valores, donde tenia cabida una ligera critica social, el resultado fue sin duda una de las mejores etapas del Capi.
Brubaker contó lo que queria, le dio un fin a su serie y se fue, dejando tras de si cotas muy elevadas de calidad, su sucesor Rick Remender partia con desventaja, por lo que decidió tirar por otro camino, mostrándonos a un Capitán más aventurero y alocado, muy al estilo de la etapa de Kirby a su regreso a Marvel en 1975, es tal la influencia kirbyana que incluso rescata a uno de los villanos creados por el genial autor, Arnim Zola (Captain America # 208-abril 1977) y por supuesto está la ciencia ficción y esos mundos oniricos que tanto le gustaban a Kirby.
Pero Remender también pone algo de su sello, mostrándonos como se formó el carácter tenaz y fuerte de Steve Rogers, pese a criarse en un duro barrio de Manhattan durante la Gran Depresión, fue un niño débil y enfermizo, viendo como su madre era golpeada por su padre, un hombre sin trabajo y borracho, sin embargo ella plantaba cara a su maltratador, nunca se rendia, eso forjó su personalidad, ya que al igual que ella nunca se rindió.
Pese a este dramático comienzo, la serie está repleta de humor y autoparodia, como observar a unos villanos disfrazados de "Craneos Verdes" poseedores de un fertilizante vegetal capaz de destruir a la humanidad. Pero sin duda lo más curioso, es la nueva ubicación donde se moverá el Capi, la Dimensión Z, un inquietante mundo poblado de extraños seres y que convierte a Rogers en un presunto de John Carter.
Todo ello está dibujado por un inspiradisimo John Romita Jr, capaz de transportarnos eficazmente  con sus dibujos a las distintas épocas que transcurren en la trama y los extraños mundos ideados por el guionista.
Aún es pronto para valorar la serie en su justa medida, es una historia un tanto alocada, aunque llena de acción y dinamismo, pero a mi tras su lectura me ha parecido flojita, esperemos que en próximos números la cosa mejore.

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