sábado, 4 de mayo de 2013

El Abismo Negro

THE BLACK HOLE

USA 1979 Walt Disney.
Director: Gary Nelson.
Productor: Ron Miller.
Guión: Jeb Rosebroock y Gerry Day.
Fotografía: Frank Phillips.
Música: John Barry.
Efectos especiales: Art Cruickshank, Joe Hale, Danny Lee, Terence Saunders, Peter Ellenshaw.
Intérpretes: Maximilian Schell, Anthony Perkins, Robert Foster, Timothy Bottoms, Yvete Mimieux, Ernest Borgine.
Duración: 98minutos. Color.

A finales de los 70, con el millonario precedente de La Guerra de las galaxias (1977) y en auge del género de ciencia ficción, casi todos los grandes estudios trataban de dar en la diana con una superproducción futurista mediante la cual llenarse los bolsillos.
Disney no permaneció ajena a esta moda y asi jugando su más aparatosa baza, con un presupuesto de 20 millones de dólares se lanza en 1979 a la caza de las taquillas con la gigantesca, El Abismo negro.
La historia viene a ser una variante galáctica de 20.000 Leguas de Viaje Submarino, con un megalómano cientifico del siglo XXII, algo asi como un cruce entre el Capitán Nemo y el Dr.Morbius de Planeta Prohibido (1956), interpretado por un convincente aunque algo sobreinterpretado Maximilian Schell, cuya mayor ambición radica en penetrar con su neve "Cygnus" en el interior de un agujero negro para hallar asi la codiciada verdad suprema.
En este desquiciado plan se verán envueltos de manera involuntaria los tripulantes de la nave "Palomino", Robert Foster, Anthony Perkins, Timothy Bottoms, Ernest Borgine, Ivette Mimieux y un robot con forma de huevo, con la voz de Roddy McDowall, que de regreso a la Tierra tras una misión de exploración, se encontrarán con el siniestro Cygnus.
Uno de los miembros del Palomino, descubrirá que los robots a las órdenes de Schell son en realidad los antiguos tripulantes humanos, lobotomizados años atrás y convertidos en máquinas al negarse a obedecer al doctor. A partir de ahi, la trama degenera hasta lo indecible, convirtiéndose en un auténtico coladero dramático, culminando el despropósito con una impagable escena, ejemplo de ineptidud argumental, donde descubrimos que el abismo negro en realidad no es sino un portal dimensional que conduce al cielo o al infierno según los méritos de cada uno.

Los efectos especiales, notables en su dia, chirrian vistos hoy, el agujero en cuestión parece más bien el sumidero cósmico de un descomunal retrete y a los robots flotantes se les intuyen los hilos, mientras el look general deviene acartonado y desdramatizadoramente kitch.
Respecto a los diálogos, tan sólo apuntar la grima que produce escuchar semejante acumulación de clichés en boca de actores más o menos sólidos y en cuanto a la dirección, el televisivo Gary Nelson desaprovecha las posibilidades estéticas del gigantesco formato Technovision 70mm, con un puesta en escena rutinaria y plana.
Producto en suma, sobrado de infulas y carente del más elemental sentido, que para colmo pincharia estrepitosamente en taquilla, defraudando las altas expectativas de la Compañia.

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