domingo, 8 de septiembre de 2013

Rollerball

ROLLERBALL
USA 1975
Director: Norman Jewison.
Productora: United Artists.
Productor: Norman Jewison.
Guión: William Harrison.
Fotografía: Douglas Slocombe.
Efectos especiales: Sass Bedig, John Richardson, Foe Fitt.
Intérpretes: James Caan, John Houseman, Maud Adams, Ralph Richardson, John Beck, Moses Gunn.
Duración: 129 minutos. Color.

En el 2018 la Tierra vive en un estado de tensa armonía ya que los instintos agresivos y sentimientos antisociales de toda la humanidad han sido encauzados hacia la morbosa contemplación  de un violento espectáculo llamado "Rollerball", una combinación de hockey sobre hielo, motociclismo y fútbol americano donde la absoluta ausencia de reglas que limiten la violencia propician el desatado sadismo de sus participantes.
Todo este macabro montaje resulta en realidad controlado, desde las sombras, por un todopoderoso grupo de seis organizaciones empresariales, cuyo poder en la oscuridad resulta equiparable al de un gobierno totalitario. Para tan oscura organización, el mejor instrumento para mantener apaciguada a la población, es su dosis diaria de sangre, sublimación de las antiguas estrategias romanas de pan y circo, para asi perpetuarse en el poder.
James Caan es la máxima estrella de toda la sangrienta historia, al haber conseguido sobrevivir hasta el momento a diez partidos, cuando la vida media de un jugador se sitúa aproximadamente en dos. Debido a su cada vez mayor popularidad, el Sistema decide persuadirle a que se retire, ya que según ellos, el verdadero impacto social del juego consiste en la frecuencia con que las figuras ascienden y caen.
Sin embargo, al recibir la orden de retirarse de la competición, Caan comenzará a hacerse preguntas sobre el funcionamiento del Sistema, negándose finalmente a abandonar, lo cual lo convertirá, en última instancia, en el auténtico verdugo de tan inhumano espectáculo.
Adaptado de un relato del propio guionista William Harrison llamado Rollerball Murders, esta pelicula resultó en su día más célebre por la inusual virulencia de las escenas de juego que le da titulo, que por su aceptación entre el público.
Con todo, el conjunto despide un narcotizante hedor de intelectualismo barato, ese en el que se suelen estrellar los cineastas con muchas ganas de decir cosas y escasas posibilidades de transcender sus más bien simples planteamientos.
En este film, fue el rara vez interesante, Norman Jewison quien tropieza en su intento de hacer una densa alegoría sobre la violencia y el control de masas a través de los medios de comunicación. Ocasionalmente tediosa en su aparatosa vacuidad, Rollerball se salva por la solidez de las interpretaciones, tanto del desaprovechado James Caan como de los ilustrisimos veteranos John Houseman y Ralph Richardson. Además, la tremenda belleza de Maud Adams no deja de resultar un balsámico oasis en el seno de este largometraje formalmente artificial y fallido.

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