lunes, 21 de marzo de 2011

La Gran Sorpresa

First Men in the Moon
Gran Bretaña 1964
Directro: Nahtan Juran.
Productora: Columbia Pictutres.
Productor: Charles H. Schnner y Ray Harryhausen.
Guión: Nigel Kneale y Jand Red, sobre la novela de H.G. Wells.
Fotografia: Wilkie Cooper, Harry Gilliam.
Música: Laurie Johnson.
Efectos especiales: Ray Harryhausen.
Intérpretes: Edward Judd, Martha Hyer, Lionel Jeffries, Erik Chitty, Betty McDonald, Milles Maallenson, Peter Finch.
Duración: 90 minutos. Color.

H.G.Wells ha sido uno de los autores de literatura fantástica a quién mejor han adaptado a la gran pantalla.
Quizás fuera fruto de las casualidades de la vida, pera ya quisieran otros escritores, que la plasmación cinematográfica de sus creaciones hubiera sido tan estupenda como El hombre invisible (1933), las dos versiones de The Sape of Things to Come, la primera La Vida Futura (1936), la segunda El mundo que viene (1979), El hombre que podia hacer milagros (1936),  La Guerra de los Mundos (1952), El tiempo en sus manos (1960) o esta La gran sorpresa (1963), todas excelentes peliculas, prodigios de entretenimiento a las que el tiempo ha situado en ese estatus de clasicismo, en absoluto reñido con la espectacularidad.

La gran sorpresa arranca con la llegada a la Luna de una misión patrocinada por la ONU. Los astronautas encuentran alli una bandera británica y un recibo fechado en 1899.
De regreso a la Tierra, localizarán por esa pista a un simpático anciano que rememorará cómo él y sus amigos, a bordo de un cohete casero, llegaron al satélite terrestre y conocieron a sus habitantes autóctonos y cómo el resfriado de uno de los ingleses tuvo efectos imprevisibles en la civilización lunar.

El guión fue obra de Nigel Kneale y la dirección estuvo en manos del siempre inspirado Nathan Juran, no obstante el responsable final, el sello personal, estuvo en el creador de trucajes y atmósferas, Ray Harryhausen, por primera vez trabajando con el formato Panavisión, más el añadido del "Luna Color".

Los decorados del mundo selenita deben mucho, en estilo, a Georges Méliés, a quien se homenajea constantemente, con un delirio cromático repleto de plantas raras, palacios, esferas y ambientación de los diferentes niveles del mundo subterráneo de la Luna, decidamente surrealista y  naif.
Si a todo esto se le suma el humor británico, irónico y ratos lúcidamente criticos, el conjunto queda redondeado de una forma espléndida, configurando una cita indispensable para el aficionado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario