miércoles, 8 de junio de 2011

Attac of the Crab Monsters

USA  1957
Dirección: Roger Corman.
Productora: Allied Artists.
Guión: Charles B. Griffith.
Fotografia: Floyd Crosby.
Música: Ronald Stein.
Montaje: Charles Gross.
Intérpretes: Richard Garland, Pamela Duncan, Russell Johnson, Leslie Bradley, Mel Welles, Richard Cutting, Tony Miller.
Duración: 64 minutos B/N.

Un equipo de cientificos se desplaza hasta una remota isla del Pacífico tras las huellas de otra expedición desaparecida por dichas latitudes. La mencionada isla parece estar sumergiéndose poco a poco en el océano de forma misteriosa, fenómeno provocado por la presencia de unos gigantescos cangrejos mutantes, culpables igualmente de la desaparición de los investigadores, esta mutación es debida al efecto de ciertos experimentos nucleares cercanos.
Los monstruos, no contentos con merendarse a los humanos, absorben además sus voces y pautas cerebrales, por lo que los supervivientes escucharán las voces de sus compañeros fallecidos llamándoles desde el interior de los inmensos seres.
Las armas convencionales resultarán inútiles contra los crustáceos carnívoros, de modo que se hará preciso electrocutarlos. Tras unas cuantas escaramuzas eléctricas, tanto los cangrejos como los humanos van quedando mermados en número, hasta llegar al climax con tan sólo dos hombres (Richard Garland y Russell Johnson) y una mujer (Pamela Duncan) luchando por sus vidas contra un único cangrejo tamaño armario sobre la ya minúscula isla.
Attack of the Crab Monsters permanece hoy como uno de los más hilarantes ejemplos de hasta dónde podía llegar, en sus primeros tiempos, el ahorrativo Roger Corman con apenas cuatro euros y toda la caradura del mundo. Planteado sobre el papel por el propio director y Charles Griffith su "esforzado" guionista y chico pata todo, como un emocionante carrusel de sorpresas y acción trepidante, en la práctica el film se queda en un espectáculo caótico desarrollado eso si, con no poca pericia y un sentido del ritmo que ningún otro director hubiera conseguido en tan espartano plazo para el rodaje, una semana escasa.
El apartado de efectos especiales y en particular, todo lo referente al enorme bicho, merece como no, una especial atención. El cangrejo en cuestión, todo un logro de la artesania cinematográfica , fue construido utilizando cartón piedra relleno de gomaespuma y las tenazas eran movidas por medio de cuerdas de piano.
La criatura cobraba vida gracias a dos personas situadas en su interior, quienes debian juntar los traseros y entrelazar los brazos por los codos para adaptarse a la fisonomia del monstruo.
Pese a todo ese derroche de cutrez y casposidad, la pelicula resultaría para Corman una de las más rentables de sus primeros años, con un presupuesto de 70.000 dólares recaudaría más de un millón y perdura aún como una verdadera joya del cine fantástico más encantador y cochambroso.

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