viernes, 25 de noviembre de 2011

Thor: El dios serpiente.

Tras la gloriosa etapa al frente del personaje de Walter Simonson, donde combinó con acierto la mitologia nórdica con la ciencia ficción,    
le tocó el turno a Tom DeFalco y Ron Frenz proseguir con las aventuras del Dios del Trueno, dejando de lado todos los conceptos creados por Simonson, ambos autores deciden devolver al personaje a sus comienzos, es decir a la mitica etapa creada por Stan Lee y Jack Kirby.
Esta saga del Dios Serpiente que comienza en The Migthy Thor nº 395 (septiembre 1988) y termina en el nº 400 (febrero de 1989) es buena muestra de ello.
Los guiones creados por DeFalco son pura adrenalina, no hay respiro para el lector, página tras página los acontecimientos suceden vertiginosamente, hasta alcanzar un climax apoteósico, los diálogos son grandilocuentes, muy shakesperianos que otorgan a la obra más clasicismo.


Frenz, un enorme profesional aunque no tan reconocido como otros autores de su época, evocó con su bello y colosalista dibujo, la mejor etapa de Kirby al frente de la colección.
Seth el dios egipcio de la muerte, ha derrotado a los demás dioses egipcios y ha puesto sus ojos en Asgard. Balder el nuevo señor del Reino Dorado, debe hacer frente a la invasión de las temibles hordas de Seth.
Mientras Thor, tras ser avisado por Hogun y ayudado por un pequeño grupo de aliados, se adentra en la oscura dimensión del villano para descubrir el secreto que se esconde tras la piramide negra.


Previendo la derrota, Balder decide sustraer su poder al Dios del Trueno para asi defender mejor las murallas de Asgard. Una vez mermado de su poder Thor y sus valientes compañeros de armas son capturados, aunque no posea su fuerza, Thor sigue siendo el orgulloso hijo de Odin y tras liberarse, descubre el misterio que hace invencible a Seth, al vez que descubre a un prisionero muy especial.
La batalla en Asgard será cruenta y muchos dioses fallecerán, sólo Thor tiene al alcanze la victoria.
Epica saga, donde ambos autores se dan un baño de clasicismo, sin más pretensión que hacernos disfrutar de un buen rato de lectura y !vaya si lo consiguen!.

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