Luz de gas, en una historia imaginaria de Batman, creada en febrero de
1989 por el guionista Brian Augustyn y el dibujante Mike Mignola, en
este one-shot de 48 páginas, los autores enfrentan al Señor de la Noche al
mismisimo Jack el Destripador.
Tras una larga preparación por Europa, donde el joven Bruce Wayne aprende de las mentes más brillantes de su época, regesará a su ciudad natal Gotham City con una misión, convertirse en su protector. Aunque no será fácil, al mismo tiempo que él, surge la siniestra figura del ser que con sus crimenes aterrorizó Londres.
Convertido en el misterioso Batman, su presencia como justiciero coincide con los crimenes del destripador y el pueblo cree que la misteriosa figura vestida de murciélago, puede ser el responsable de las muertes.
Pero las sospechas de la policia se ceban en Wayne, su presencia en Londres durante los crimenes de 1888, sus misteriosas desapariciones nocturnas y unas pruebas incriminatorias hábilmente colocadas en su mansión, le implican directamente en los crimenes. Tras un juicio rápido, le espera la horca, contra reloj deberá descubrir la identidad del asesino y probar su inocencia.
La historia
creada por Augustyn, pese a ser relativamente corta es muy interesante, las
motivaciones homicidas del destripador son creibles, relacionando el desenlace
final con la historia de Bruce Wayne.
La identidad secreta del demente asesino es una sorpresa que no se develará hasta el final, con lo que la obra gana en intensidad y suspense.
En ello ayuda
el arte de Mignola, dándole al conjunto de la serie un necesario aire gótico. Su
forma de dibujar Gotham con sus callejones sucios y sombrios, donde el
destripador se mueve a sus anchas, son todo un acierto, tanto como la recreación
del héroe, una sombra apenas visible entre la ocuridad, pero poderoso y temible,
todo ello embellecido por las tintas de P.Craig Russell. Esta ambientación le
valdria como referencia para la obra que más tadre le consagró, Hellboy.
En definitiva, una obra notable, con un ajustado guión y un gran dibujo, que demuestra que el personaje de Batman se adapta a toda época y condición.
Tras una larga preparación por Europa, donde el joven Bruce Wayne aprende de las mentes más brillantes de su época, regesará a su ciudad natal Gotham City con una misión, convertirse en su protector. Aunque no será fácil, al mismo tiempo que él, surge la siniestra figura del ser que con sus crimenes aterrorizó Londres.
Convertido en el misterioso Batman, su presencia como justiciero coincide con los crimenes del destripador y el pueblo cree que la misteriosa figura vestida de murciélago, puede ser el responsable de las muertes.
Pero las sospechas de la policia se ceban en Wayne, su presencia en Londres durante los crimenes de 1888, sus misteriosas desapariciones nocturnas y unas pruebas incriminatorias hábilmente colocadas en su mansión, le implican directamente en los crimenes. Tras un juicio rápido, le espera la horca, contra reloj deberá descubrir la identidad del asesino y probar su inocencia.
La identidad secreta del demente asesino es una sorpresa que no se develará hasta el final, con lo que la obra gana en intensidad y suspense.
En definitiva, una obra notable, con un ajustado guión y un gran dibujo, que demuestra que el personaje de Batman se adapta a toda época y condición.
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