domingo, 5 de diciembre de 2010

Principe Valiente

Serial basado en la época medieval y con tema ceñido a la permanente soledad del héroe. Harold Foster lo escribió y dibujó para su difusión, mediante el King Features Syndicate a toda página en los suplementos dominicales, desde el 13 de febrero de 1937 hasta el 16 de mayo de 1971. Aunque Prince Valiant ha continuado hasta nuestros días, cabe considerar que el retiro de su creador con respecto a la realización gráfica cerró una obra muy personal en torno a la continua búsqueda de su destino por el desarraigado Val.
Prince Valiant fue durante el principio una narración en constante progreso a partir de la profecía de una hechicera, que había anunciado al protagonista la imposibilidad de que consiguiera ser feliz en algún lugar.
A lo largo de los primeros años, Foster se tomó las suficientes libertades históricas para aunar la temática de los Caballeros de la Mesa Redonda y de la ruina de la civilización bajo la acometida de la barbarie.
Una primera fase de la iniciación del joven Val (vikingo refugiado con su padre, el rey de Thule, en Britania) tuvo como centro Camelot y como base una serie de leyendas; el protagonista recibio la singin' sword, la espada cantarina, e ingresó en la orden del rey Arturo, tras lo cual reconquistó Thule para su padre.
Hábil y oportunamente, Foster hizo coincidir esta fase con las amenazas de la Alemania nazi. Unas cuantas semanas antes de que Hitler invadiera Polonia, las páginas de Prince Valiant narraron la lucha de nuestro héroe junto a los guerreros-trovadores de Andelkrag para defender la fortaleza contra los hunos, en uno de los instantes con mayor dramatismo y relieve estético de la serie.
Tras sacrificar a sus damas pare evitar caigan  en manos del enemigo, aquellos amantes de las bellas artes, (gracias a los cuales "la vida fue más agradable en el mundo"), se lanzaban a la muerte; Val recuperaba el cadáver de su líder y tras llevarlo al torreón más alto lo arrojaba a las llamas mientras decía, como en un ritual vikingo, " todo Andelkrag será tu tumba".
El dilatado itinerario de Val pareció detenerse en su boda con Aleta, celebrada en 1946. Pero arrancó de nuevo y se materializó en la etapa central de la obra, iniciada con la llegada de Val a un nuevo mundo, América, tras la hecatombe del antiguo. La narración efectuará un importante viraje: el sentido épico surge antes de la lucha cotidiana para adaptarse a las leyes de la naturaleza que de las hazañas guerreras, y Foster, con mágico aliento, describe el devenir de las estaciones, se extasía ante los grandes paisajes, se detiene en pintar la construcción de viviendas, la búsqueda de alimento mediante la caza, la pesca y la siembra, la fabricación de toda clase de utensilios, en una América captada de forma majestuosa, nace Arn, el hijo de Val y Aleta.
Pero, cuando el príncipe cruza otra vez el océano, acechan las sombras de su destino: un sendero sin fin y sin reposo que, a mediados de los sesenta, se precipitará en un rumbo amargo y declinante, lejanos ya los días de las presuntas glorias guerreras; Arn, en su visita a América en 1965, habrá tomado de su padre el relevo de la aventura. Por su parte, Foster sentía que también finalizaba su prolongada carrera como ilustrador. En el ocaso de 1970 hizo pruebas con diversos dibujantes y empezó a ceder entregas a otras manos.
Por último, John Cullen Murphy, cuyas páginas sin firma se habían alternado con las del titular, quedó al frente de la realización gráfica desde la primavera de 1971.
Con todo, el creador siguió escribiendo los textos trazando bocetos, y no se jubiló completamente hasta finales del decenio, cuando se produjo la Sunday que aparecería el 10 de febrero de 1980. Desde entonces, Murphy (con su hijo Cullen como guionista) ha estado al mando de la serie.
Obra de un poeta documentalista y de un pintor capaz de plasmar con serenidad y naturismo violentas escenas de masas, el Prince Valiant fosteriano fue casi siempre un fascinante espectáculo, magnificado por la reproducción en páginas de amplias dimensiones y color fastuoso.
Desde los enfoques ecologistas a los tratamientos épicos, pasando por minuciosas captaciones de interiores y por realistas retratos de los figurantes, Harold Foster logró llenar de magia creativa una historia monumental sobre la caducidad del mundo y el hombre.
                                      

No hay comentarios:

Publicar un comentario